Antes de comenzar a desarrollar este tema comenzaremos leyendo
este artículo publicado en diferentes medios de comunicación en el año 2014.
“¿Cuánto tiempo
empleamos en algún tipo de ejercicio físico? Es tan poco que el sedentarismo es
ya el cuarto factor de riesgo de mortalidad global.(…)Según datos de la
Organización Mundial de la Salud (OMS), la falta de actividad física está sólo
por detrás de la hipertensión, el consumo de tabaco y los niveles elevados de
azúcar en sangre. Así, el 6% de todas las muertes anuales, unos 3,2 millones de
fallecimientos, se producen por no ser suficientemente activos.(…) El sedentarismo eleva el riesgo de enfermedad cardiovascular,
cáncer o diabetes(…)Un adulto debe tener al menos 150 minutos semanales de
actividad física moderada(…)Y las consecuencias de esta inactividad se traduce
en un mayor riesgo de muerte. Según la OMS, de tener al menos 30 minutos de
actividad física moderada casi todos los días a no tener nada, el riesgo de
mortalidad aumenta entre un 20 y 30%.”
Además, debemos
de conocer el siguiente dato que es que al menos un 60% de la población
mundial no realiza la actividad física necesaria para obtener beneficios para
la salud.
El aumento del uso de los medios de transporte, la
insuficiente participación en la actividad física durante el tiempo de ocio (de
acuerdo con OMS pueden ser considerados inactivos los sujetos que no realizan
actividades físicas en el tiempo de ocio, o sea, que son físicamente inactivos
en el espacio de tiempo en el cual no están ocupados con el trabajo y las
actividades de mantenimiento de la vida diaria) y el aumento de los
comportamientos sedentarios durante las actividades laborales y domésticas han
contribuido a desarrollar dicho porcentaje de inactividad física.
En los países desarrollados, más de la mitad de los adultos
tienen una actividad insuficiente. La rápida urbanización también a ayuda a
inducir a la inactividad física bien sea por la mala calidad de aire; la inexistencia
de parques, aceras e instalaciones deportivas; la gran densidad del tráfico; o
bien la superpoblación.
La reducción de esfuerzos físicos tanto entre jóvenes, como
entre los individuos menos jóvenes, resulta en una disminución de la calidad de
vida y de la aptitud física comprendida como la capacidad de realizar las
actividades diariamente en el trabajo y en el ocio teniendo el mínimo de fatiga
y de riesgos para salud.
De acuerdo con dados de la OMS, la inactividad física está
relacionada con el aumento de la posibilidad de sufrir hipertensión arterial,
osteoporosis, cáncer de mama y colon, relacionada con 35% de las muertes por
problemas vasculares (infarto, derrame, aneurisma, trombosis, etc...), 32% de
las muertes por cáncer de cuello y 32% de las muertes por complicaciones del
diabetes como la de diabetes tipo II. Las enfermedades asociadas a la
inactividad física son el mayor problema de salud pública en la mayoría de los
países del mundo. Se necesitan urgentemente medidas de salud pública eficaces
para mejorar la actividad física de todas las poblaciones.
Indudablemente, la inactividad
física es un comportamiento que debe ser evitado, pues pagaremos un precio muy
alto por esta forma de vida y, sin duda ninguna, compromete nuestra calidad de
vida .
Debemos resaltar
que la mayoría de la población inactiva puede mejorar su salud y bienestar
sobre una base de ejercicio físico regular. Es importantísimo tener en cuenta
que la actividad física no necesita ser extenuante para obtener beneficios para
la salud.
Por último, la
promoción de la actividad física también conlleva beneficios sociales derivados
de la reducción de costos en atención sanitaria, un aumento de la producción y
participación en actividades deportivas y recreativas que mejora del
rendimiento escolar y una disminución del absentismo laboral.
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