Beneficios fisiológicos.
Existen numerosos estudios que muestran que, cualquier persona que padezca trastornos respiratorios, independientemente de su condición física y edad, puede realizar actividad física de cierto nivel para mejorar su rendimiento o enmascarar los síntomas de los problemas que presentan. Por lo que, en segundo lugar, el deporte previene la aparición o disminuye trastornos respiratorios como asma, la neumonía, la tuberculosis, el cáncer de pulmón y otros. Cualquier actividad física es buena para las personas que presentan problemas respiratorios como correr, montar en bicicleta, hacer escalada, andar, aerobic, ..Por ejemplo, teniendo asma, el fortalecer los músculos pectorales que participan en la respiración puede contribuir a que los pulmones funcionen mejor.
En tercer lugar, el deporte ayuda a prevenir
el deterioro de la mineralización de los huesos. Por ejemplo, el no realizar
ejercicio físico, es alguna de las causas que pueden favorecer la aparición de
la osteoporosis, una enfermedad que afecta a los huesos, provocada por la
disminución de la masa ósea y un deterioro de la estructura de los huesos.
Prevenir la atrofia en el tejido muscular y
la rigidez de las articulaciones. Es muy común escuchar que el ejercicio es
malo para las articulaciones pero el ejercicio no desgasta las articulaciones.
De hecho, la inactividad hace los músculos más débiles .Unos músculos fuertes pueden
absorber mejor los golpes, sostener las
articulaciones y protegernos de lesiones. Actividades como caminar, nadar nos
pueden ayudan a mantener nuestros huesos fuertes, y las articulaciones
flexibles.
Por lo que el deporte nos aporta una mayor flexibilidad a cualquier edad que hace
que nuestros músculos crezcan y se hagan más largos por lo que obtendremos un
mayor margen de movimiento.
Por último y no menos importante, el deporte ayuda a tomar conciencia de las fuerzas y
limitaciones físicas de nosotros mismos, facilitando la propiocepción que es el
sentido que informa al organismo de la posición de los músculos.